miércoles, 9 de julio de 2014

Noche partida a la mitad

Noche partida a la mitad
y sin decirnos nada, la tarde vencida
trabada de llantos y penas se pierde
entre calles y avenidas y senderos de un qué mas da;
y si en ese no te importa
asoma el hocico juguetón
una paloma que huele a sardina
y un tiburón que canta al alborear,
que de rimas inventadas llena de sal está el mar,
y pelando el intelecto,
esencia de sarro y cientos de otros
pigmentos que deban sobresalir,
en homenaje a un silbo
pestañeado, por miedo a ser repetido
vomitaré la nostalgia en forma de tormento
atormentado y lleno de remordimiento.
Pues después de nacer nada se escoge
y sin necesidad damos rienda suelta al libre albedrío
y sin preguntar,
y en ese instante
atrapados por la desilusión
del delicado aroma de un borrego
bebemos hasta saciar las heridas del caos
para respondernos a ninguna duda
porque nada se ha de preguntar.
Mas nada sino,
extraviado destino,
alumbrando noches en multicolor
me deja soñar
y volviendo a buscarte poder enloquecer
sabiendo que sabes lo que se.

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