domingo, 26 de octubre de 2014

De tus labios

Del grana de tu boca surgió mi nombre
y me diste vida.
Del dulce soplo de tus labios llegaron mis risas
llegaron mis cantos,
volando entre sueños
y saltando a tus brazos.
Del tacto leve de tu mano
el vino purpúreo de mi sangre
y el calor que me abrigaba entonces.
Ahora de todo queda el recuerdo,
queda la vez que fue y no ha sido,
queda lo que entre medias no dijimos
y lo que pudimos dejar sin decir.
Ahora de mi alma he perdido
la voz, la esencia y el miedo,
ahora no queda ni nombre, ni camino,
nada queda por venir.
Del grana de tu boca surgió mi nombre
y me diste vida.
Ahora,
del negro de tus ojos cautivos,
surge el llanto que me la quita.

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