Me muero
por tener esas palabras
que no han venido cuando las quise,
por atrapar el momento
exacto en que la noche me trajo
un sueño de esperanzas truncadas
y de sentimientos anulados,
por anudar en una tela de trapo
el trozo de piel que me he arrancado
con tu nombre,
el hueco del alma que me ha quedado
y el vacío corazón que ya no sangra.
Me muero
por hacer el viaje sin maleta,
sin destino, sin certeza.
Tan solo me muero,
ya que la distancia de los rencores y las mentiras
no ha de ser cruzada,
ya que la melancolía de los reproches y los insultos
no ha de ser trazada,
ya que la esencia de la ira y del fracaso
no ha de ser escrita.
Tan sólo me muero,
ya que el tiempo de la vida
se me ha quedado en tu retina.
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