Voz,
recorrida entre senderos tu palabra,
recogida entre algodones tu sentencia,
embebida en sed de miel
y de nostalgia.
Voz,
cubre mi rostro con tu tela
tejida en seda de amargura
de haber callado
y decir nada.
Voz,
acudes a mi llanto y me fascinas,
asistes a mi duelo y me das vida
de sueños sin soñar
y de alegría.
Voz,
rasgando el aire con tu tinta
llenas de versos mis pupilas,
alza los brazos y castiga
a este estúpido que mira.
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