martes, 15 de diciembre de 2015

El adiós

Cuando decidas no estar aquí,
no recordaré aquel primer beso en el parque,
ni que temblé y que tú lloraste,
ni el atardecer, ni la canción, ni cosas así.

Cuando decidas que has de marchar,
no me enterraré entre lamentos
de lo que pudo ser y lo que fuimos,
de lo que ha sido y lo que siempre quiso ser.

Cuando decidas que es la última vez,
no soñaré tu sonrisa, ni tu aroma,
no cantaré ni tu ausencia, ni mi pena,
sólo te seguiré amando si ti.

Nunca te he dicho

Hoy tengo ganas de hablarte,
de decirte lo que he hecho
y lo que he de terminar,
tengo ganas de hablarte de todo y nada y lo demás.

Hoy, y aun así, tengo miedo
de decirte que lo siento,
de sentir y que lo entiendas
y de pedir que no lo vuelvas a hacer.

Hoy quiero tenerte entre mis brazos,
caracoleando mi cabello entre tus dedos
y saboreando la esencia misma
de la vida en cada uno de tus besos.

Hoy quiero rendir cuentas
al tiempo y al destino
y gritarles a la cara
que al final hemos vencido.

Hoy sin embargo, dolido y extraño,
el lecho me aguarda vacío,
la noche me espera en silencio
y la paz que me aplasta no me deja ni soñar.

Hoy te busco entre paredes y recuerdos
y te espero en mis desvelos,
rompiendo a llorar entre voces de otras penas
y poemas de otro cantar.

Hoy tengo ganas de ti y ya no estás,
piano sin teclas que quiere entonar su canción
y apartar a las sombras de tu ausencia
que no cesan de iluminar mi soledad.

Hoy tengo ganas de volver a ser grande,
de ser aquel gigante que una vez viste luchar
pero soy tan pequeño, tan frágil y asustadizo
que apenas este triste y ronco soneto dejo escapar.

Hoy tengo ganas de hablarte...

viernes, 4 de diciembre de 2015

Hoy soy yo

¿Dónde quedó mi juventud?,
¿cuándo olvidé
que lo importante es olvidarse de olvidar?,
¿cómo pude sucumbir
al tedio de contar mis latidos
en busca de una constante
que dicte mis letras?
Hoy soy yo,
sólo yo y solo,
viejo con dolores de viejo y nostalgia del pasado,
lleno de recuerdos
y vacío de alma,
hoy soy urna funeraria.
Hoy soy yo, sólo yo y solo,
cansado de cansarme y bostezar mis lamentos
a un viento que ya no sopla
y devuelve mi aliento
putrefacto,
y estupefacto me vuelvo al ayer
y sonrío
mientras me dice adiós.
Hoy soy yo.

Hace tiempo

Hace tiempo dejé de oír tus palabras y empecé a observar el movimiento de tus labios, a sentir las vibraciones de tu timbre y a devorar cada dulce brisa que escapa de tu boca cuando me hablas.

Ahora sé

Alzo la vista y te veo sonreír,
de nuevo,
y llamas al tiempo con tu brisa
y todo se hace eterno,
distinto,
limpio,
como lo fue ayer,
o como así recuerdo una y otra vez,
cuando las arrugas de la cama eran
secretos rincones
de nuestros sueños.
Guardo silencio y te oigo sentir,
con ganas,
y danzas al viento en su alfombra
y todo se hace inmenso,
abierto,
sencillo,
como lo fue ayer, o como así recuero una y otra vez,
cuando las letras de mi verso eran
amantes susurros
de nuestro universo.
Te miro una última vez y guardo silencio
y me pierdo en el olvido
para siempre
porque ahora de nuevo
vuelves a ser feliz
y no es conmigo.
Alzo la vista y te veo sonreír,
al cambio,
y ya no me buscas entre la gente
y ya no es mi nombre el que susurras
y ya no es mi vida la que importa
y ahora sólo sé que eres feliz.
Guardo silencio y te oigo sentir,
sin duelo,
y ya no lloras en las sombras
y ya no gritas en mi ventana
y ya no es mi alma la que te ancla
y ahora ya lo sé...

lunes, 5 de octubre de 2015

Lo que nos queda

Sombras de aquellas noches
se deslizan etéreas,
intangibles,
inalcanzables espíritus narrando
horas que llenaron el espacio.
Duermes profunda y sincera
y yo muero.
Calma de mil aires callados
se estremecen confusas,
aturdidas,
galopando sin gobierno ni barreras
y atropellan mis latidos a su paso.
Duermes profunda y sin vida
y yo sueño.
Vidas de sueños encontrados
se pierden vencidas,
apáticas,
abandonadas sin camino que prosiga
y vuelven de la mano hacia otro día.

jueves, 1 de octubre de 2015

Nen@, tú vales mucho!

Una querida compañera de espacios literarios ha decidido crear un regalo para mostrarnos su cariño y su apoyo; me parece que es el mejor de los presentes que me han hecho, tanto por el sentimiento de amistad y ternura que refleja, como por el apreciado golpecito en la espalda que siempre es de agradecer.
Gracias, Julia, me ha llenado el corazón y la mente.

martes, 29 de septiembre de 2015

La ley del reverendo.

La cuerda se balanceaba ligeramente, desde la rama de un viejo árbol.
La brisa fresca soplaba de las montañas nevadas del norte, el territorio donde vivían los monstruos de las historias que las madres contaban, a sus niños, cuando los acostaban en la cama.
Era domingo y Tom, el pequeño hijo mestizo del sheriff J. Wallace, jugaba en el río, antes de la hora de comer, mientras su madre tendía la ropa.
Vivían a media hora a caballo de Coloma, en una cabaña con unos acres de terreno de cultivo y un par de mulas para el arado.
Unos años antes, cuando su hijo aún no había nacido, tuvieron ganado pero, para una mujer, llevar las cosas de la casa y criar a un bebé ya eran demasiado trabajo, al menos eso le dijo John, una noche, mientras acariciaba la barriga donde crecía Tom.
Shasta nunca le dijo a su marido que se sentía insegura en aquel paraje, sin embargo, ella sabía que sus tierras estaban demasiado lejos de la justicia impartida por él.
Coloma, a pesar de ser una de las comunidades más tranquilas y prósperas de todo el Condado de California, lo primero gracias al sheriff y sus ayudantes, lo segundo gracias a la abundancia de pepitas de oro provenientes de Sutter's Mill, estaba poblada por gentes demasiado recelosas y, absolutamente todas esas personas, fieles creyentes y fervientes adoradoras de los oscuros y acusadores sermones dominicales del reverendo William Clay.
Precisamente, aquella mañana de domingo, el reverendo había hablado, había gritado, había acusado y sentenciado a todos aquellos sucios e inmundos seres que vivían semi desnudos, pintados con extrañas marcas, salvajes incivilizados e infieles productos nacidos del vientre de Satanás.
Sí, habló de los indios que vivían en las montañas, aunque nunca se habían acercado a Coloma. Insultó a aquellos adoradores de otras fuerzas, a quienes nunca habían aceptado la "verdadera" fe y, en su furia religiosa, en su sermón envenenado, señaló al peor de los infieles, a quien retozó con una salvaje y, fruto de aquél pecado, trajo al mundo a una bestia sin alma.
"Amén" fue la respuesta de todos los feligreses.
La cuerda se balanceaba ligeramente, desde la rama de un viejo árbol, a mitad de camino entre Coloma y la cabaña donde Shasta y el pequeño Tom esperaban a que llegase John para comer.
El cuerpo del sheriff, sin vida, colgaba de uno de los extremos de la soga.

jueves, 17 de septiembre de 2015

La mansión Crow Mirror

Capítulo VI: Un cigarro, un whisky y una extraña.

-¿Sr. Mongabay...? ¿Monsieur...?

Una fría y fina mano me tomó del brazo, era Linda, me miraba con la cara desencajada, como si hubiese visto un fantasma.

-¿Sí? -respondí tratando de no mostrar mi desorientación.

-Le indicaba que su habitación está al final del pasillo de la primera planta, bajo estrictas "recomendaciones" del señor Cromwell. Nuestra mejor habitación.

-Claro, claro, al final de pasillo...primera planta...- repetí mientras tomaba la llave que me ofrecía.

Me giré hacia la escalera, adornada con una alfombra de aspecto envejecido que recorría todos los escalones. El pasamanos, de madera de roble, brillaba bajo la araña del hall.

Metí la mano en el bolsillo de la americana y saqué el paquete de Lucky. No quedaba ni un cigarro. Lo estrujé y lo devolví a su lugar de partida con una mueca en la cara.

-Perdona, belleza, ¿hay manera de encontrar algo de beber y un pitillo en este "encantador" hotel?

-Tiene un paquete de tabaco en la mesita de su habitación. En seguida aviso a mi marido para que le suba una botella de bourbon, si le parece bien.

No respondí, supuse que el silencio otorga y que aquella mujer ya no quería escuchar ninguna de mis apreciaciones. Por el momento, era mejor dejarla tranquila, tal vez, cuando bajase a cenar, trataría de sacar de nuevo el tema de Clarise.

Mientras subía las escaleras, me preguntaba porqué había vuelto a mi cabeza ese extraño sueño de muerte, esclavitud, demonios y brujería. Nunca me había sucedido despierto, siempre me asaltaba en mitad de la noche y me despertaba empapado en sudor, como si yo mismo hubiese corrido entre aquellos demonios hambrientos de venganza, pero esta vez me vino en plena conversación y, por desgracia, ni siquiera pude escuchar la respuesta de Linda, a pesar de que la sabía de antemano.

La habitación del hotel estaba decorada con cierto encanto maternal, sin ser especialmente femenina ni pomposa, pero sí muy acogedora. Necesitaba asearme antes de bajar a cenar, así que llené la bañera hasta que el vapor cubrió por completo el espejo y la ventana.

Conecté el aparato de radio a tiempo de escuchar los últimos compases de Hobo Blues, de John Lee Hooker, mientras abría el paquete y me encendía, con una cerilla, un Lucky que llenó de calor mis pulmones. Algo de Muddy Waters sonaba mientras me sumergía en el agua, dejando el pitillo del otro lado de la bañera.

Alguien golpeó la puerta de la habitación y supe que llegaba mi deseada bebida, así que me limité a gritarle al camarero que dejase la botella sobre la mesa y me sirviese un vaso para cuando saliese.

-¿Lo quieres solo...?- me preguntó una aterciopelada voz femenina desde el quicio de la puerta- ¿...o acompañado?

La voz salía de unos labios rojos como la sangre, los cuales adornaban, con su sensual sonrisa, una de las caras más hermosas que había visto en mi vida. Su cabello, del color de la noche, se ondulaba con elegancia sobre unos desnudos hombros, de los que apenas colgaban unos finos tirantes que sostenían un sedoso vestido negro.

-Cariño, es posible que me arrepienta de mi respuesta, pero lo quiero solo, aunque si te marchas me voy a sentir muy triste.

- Señor Mongabay, he venido a pedirle que se marche de este lugar y que abandone este "encargo". Puedo ser todo lo "persuasiva" que usted quiera.

-Cielo, si no te importa, llámame Peter, creo que en estas circunstancias puede decirse que la fina línea que separa la familiaridad de la educación ha sido cruzada con creces- dije mientras me incorporaba de la bañera- por cierto, aun no sé tu nombre.

-Claro, Peter, puedes llamarme como quieras. Toma tu whisky- me dijo mientras se acercaba a la bañera con un vaso en una mano y la botella en la otra.

Tomó mi cigarro y lo llevó a sus labios, me sirvió el bourbon y dejó la botella sobre el lavabo al tiempo que apagaba el pitillo.

Se soltó los tirantes del vestido, que cayó con suavidad al suelo, y entró en la bañera rozando mi piel con sus perfectamente esculpidos pechos.

La radio emitía una canción de Sarah Vaughan, "In a sentimental mood" y todo, absolutamente todo en aquel instante, me advirtió de dos cosas: la primera es que estaba seguro de que aquella noche no proseguiría con mi investigación, la segunda es que me quedaría sin cenar.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Miedo cristalino.

Los primeros rayos de sol se abrieron paso desde la escarchada montaña, acariciando, con su tibieza, las gotas de rocío que se deslizaban, mansas, hacia el río que serpenteaba a sus pies. Algunos pajarillos adornaban el rumor del agua con sus cantos matinales pero, por lo demás, el bosque parecía no tener ninguna prisa por despertar.

El día había comenzado fresco, cristalino y limpio, como tantos otros días, sin embargo, algo parecía estar fuera de lugar, no sabía bien qué podía ser, pero notaba que algo malo estaba a punto de sucederme.

De pronto, sin previo aviso, una tremenda punzada pareció atravesarme el cerebro. El agudo dolor, que ya me perforaba el ojo, me paralizó un instante que se hizo eterno y, sin más, un extraño pánico me hizo estremecer e intenté huir hacia cualquier lugar, lejos de aquella pesadilla.

Me retorcía con espasmódicos movimientos, encogiéndome y saltando por igual y, sin sentido, volvía a lanzarme en una enloquecida carrera en todas direcciones, sin poder escapar de aquel tormento.

Pronto, la cristalina mañana comenzó a nublarse, adquiriendo un extraño tono rojizo y un cierto aroma a hierro, o al menos ese es el recuerdo que tengo, ya que es posible que, en aquella enajenada secuencia del tiempo, nada fuese realmente lo que yo creía.

Los minutos detenidos transcurrían como años, el rumor del río ya no jugaba con los pajarillos ni serpenteaba, y el sol, al borde de la montaña, se había parado a observar mi locura. Solamente existía aquel dolor, aquel desgarrador y profundo dolor.

Entonces, cuando ya no podía más, cuando mi exhausto cuerpo se rindió, en ese preciso instante, sentí que mi vida ya no me pertenecía y cesé mi lucha contra el destino. Me dejé arrastrar por la corriente de la desidia y esperé a que el final llegase pronto, deseando que la muerte me tomara en sus brazos y me alejara de aquel terrible sufrimiento.

Me vi volar, vi alzarse mi cuerpo como si el mismo cielo tirase de mí con fuerza, vi mi propio reflejo salpicando la orilla del río y vi algo más que nunca olvidaré.

Un extraño ser, de proporciones gigantescas, un dios, portador de una extraña vara larga, me tomó con una de sus manos y, dejando a un lado su báculo celestial, sacó de mi alma aquella destructora punzada con precisión quirúrgica, me susurró unas palabras en algún idioma que nunca antes había oído y me devolvió al río.

- Pero, abuela, ¿ya no te duele, verdad?

La anciana carpa sonrío a su nieto y se alejó nadando, elegantemente tranquila, para ver, con el único ojo que le quedaba, cómo los primeros rayos de sol llegaban desde el otro lado del monte Fuji.

viernes, 28 de agosto de 2015

Liebster Award

Premio Liebster Award

 

Acabo de recibir la nominación a este premios por Oscar Ryan, a través de su blog: https://plus.google.com/103885723365256729478/posts/LqNCN1ACf49

Me siento la persona más afortunada del mundo, virtual y real, tras sentirme arropado, con esta nominación, por alguien como Oscar, quien, además de genial escritor y gran comunicador y gestor de sueños, es un excelente compañero.

Las normas de este premio son muy simples:

•Agradecer al blog que te ha nominado y seguirlo.

•Responder a las 11 preguntas que te han hecho.

•Nominar a 11 blogs que tengan menos de 200 seguidores.

•Avisarles de que han sido nominados.

•Realizar 11 preguntas a los blogs que has nominado.


Las preguntas que me han hecho y hago son:


1. ¿Cuánto tiempo llevas con el blog?

Desde el 1 de julio de 2014. 

2. ¿Recuerdas el libro que te enganchó a la lectura?
Odiaba leer hasta el verano en que tenía 14 años, cuando descubrí el olor de un libro que había pasado por las manos de mis 8 tíos, uno de Enid Blyton, de Los Cinco, no recuerdo cual; tras leer el primero no pude parar y, aún hoy, vuelvo a ellos de vez en cuando.

3. ¿Tu personaje ficticio favorito? 
Frankenstein, el monstruo, no el Doctor.

4. ¿Has leído algún libro de terror? ¿Te gustó? ¿Te daba miedo? 
Muchos, de distintos autores, todos muy interesantes, aunque el miedo venía tras apagar la luz de la mesita.

5. ¿En alguna ocasión has dejado un libro sin terminar? 
Sí, por desgracia, hay más de un libro que no he tenido tiempo o paciencia suficiente para terminar.

6. ¿Te gustaría escribir alguna novela? 
Claro, cada noche me acuesto con una perfecta novela empezada, al despertar descubro que no es para tanto y destruyo las pruebas.

7. ¿Alguna vez has soñado con un personaje literario? 
Creo que no, aunque no suelo recordar mis sueños.

8. ¿Algún autor con el que establezcas una relación amor/odio? 
Sí, todas las obras que leo me producen una sensación de amor por lo que leo y odio por la envidia (sana) que me recorre el espinazo.

9. ¿Me recomiendas que visite algún blog literario en especial? 
Cualquier blog que desarrolla temas literarios, en cualquiera de sus formatos, es indispensable y recomendable, al menos para mí.

10. Si fueras a una cena y pudieras elegir 3 personajes literarios que te acompañaran... ¿Cuales elegirías? 
Edgar Alan Poe, Agatha Christie y Miguel de Cervantes.

11. Por último.. ¿Podrías darme algún consejo para mejorar mi blog? 
No conozco a nadie que pueda aprovechar mis consejos, ni yo mismo soy capaz de hacer buen uso de los que me doy.


Ahora paso a las nominaciones, a quienes espero les haga la misma ilusión que me hizo a mí recibir tal detalle. 


miércoles, 26 de agosto de 2015

La carrera (2)

Deambula, descalza, atravesando un callejón desierto, sembrado de cristales rotos y otros desperdicios de algún local cercano, cerrado horas antes, cuando la ciudad aún estaba tratando de dormir.

Su vista, borrosa, sólo percibe luces y sombras de lo que parecen los indicadores de un taxi alejándose de aquel lugar.

La ropa, o lo que queda de ella, se reparte en jirones por su maltrecho y entumecido cuerpo, decorado con heridas profundas de las que brotan hilos continuos de sangre. No siente dolor, al menos todavía no, tal vez por el abusivo tratamiento de opiáceos al que ha sido sometida durante siete días y seis noches.

El amanecer está casi al otro lado del callejón, una claridad áurea parece emerger de algún punto en el infinito horizonte hacia el que camina sin conciencia.

Se apoya en una de las paredes, a punto de desmayarse; su cabeza no puede gestionar ninguna información, ni lo intenta, apenas le llega para mover una pierna detrás de la otra e intentar avanzar.

Logrando reponerse de su desvanecimiento, vuelve a recorrer aquel pasillo interminable que parece llevarla hacia una salvación que aun ignora necesitar. Un paso detrás de otro la llevan al final del callejón y, por fin, todo parece encajar, apenas le quedan un par de calles para llegar a su portal, recuerda la zona, recuerda la noche, recuerda el bolsito y recuerda el miedo.

Su corazón se dispara y, con cada latido, sus heridas parecen abrirse más y más, haciendo que los hilos de sangre pasen a ser regueros por los que se escapa su vida.

Con el miedo llega el dolor, y éste le trae espeluznantes imágenes de lo sucedido: rostros enmascarados sobre ella, risas metálicas y sonidos de extrañas herramientas en contacto con su piel.

Su cerebro no puede soportar esa tortura y su corazón parece explotar en su pecho. Finalmente sucumbe al miedo y al dolor y se desploma sobre la acera adoquinada, en la que una semana antes, una noche como esa, las farolas y los árboles bailaban al son de una dulce brisa de estrellas.

"Mierda-pensó el inspector Julio cuando leyó la página de sucesos del diario- ya le han puesto apodo."

Dobló el periódico y lo lanzó al final de la barra. Se tomó su café cargado y se despidió del camarero con un ademán. Tenía que llegar a la comisaría lo antes posible, para evitar a la panda de buitres y demás carroñeros que siempre aparecen cuando salen este tipo de noticias.

martes, 25 de agosto de 2015

Premios

Me ha costado mucho tiempo aceptar este premio, no por no considerarme merecedor, sino por creer que soy un simple observador de grandísimos compañeros, merecedores de estos y muchos otros premios, sin embargo, lo que he tenido seguro, desde el principio, es que debo agradecer inmensamente a +Puig Deulofeu  que pensara en mí a la hora de hacer su elección para recibir estos premios:
¡Muchas gracias!

Premio Parabataistiene el significado de la fortaleza de los guerreros de protegerse unos a otros, teniendo cierta similitud, con la ayuda que nos brindamos unos bloggers a otros en nuestro trabajo.
Las normas de este premio son:
Agradecer públicamente a la persona o personas que te lo     han concedido.
. Poner la imagen del premio en la entrada del blog.
. Nominar a diez compis.
. Comunicar la nominación a los premiados.


Premio FTno se sabe a ciencia cierta su significado. Pero parece tener cierta relación con el premio anterior, significando fidelidad entre los diferentes bloggers.
Las normas de este premio son:
Agradecer públicamente a la persona o personas que te lo han concedido.
. Poner la imagen del premio en la entrada del blog.
. Nominar a diez compis.
Premio DARDOSes otorgado en reconocimiento a valores personales, 
culturales, éticos y literarios que son transmitidos a través de una forma creativa y original mediante la escritura. La insignia fue creada (no se sabe quién lo ideó) con el afán de promover la hermandad entre bloggers, mostrar cariño y gratitud por añadir valor a la blogosfera”.  El significado de este premio es el Reconocimiento a creatividad, dedicación y esfuerzo por mantener el Blog, así como la capacidad de trasmitir valores personales, culturales, éticos y literarios.
Las normas de este premio son:
. Incluir en la entrada la imagen del premio.
. Mencionar y enlazar con la persona y el blog que te ha otorgado el premio.
. Nominar y enlazar nuevos blogs que merezcan ese mismo reconocimiento.Premio Black Wolf Blogger award, es un premio simbólico, sin valor por sí mismo pero que muestra el respaldo de otros bloggers y anima a seguir escribiendo y a no abandonar, la otra función que tiene es la de  difundir  nuestro trabajo y eso; siempre  es de agradecer. 
Las normas del premio son:
 Agradecer el premio a la persona que te lo ha otorgado
.  Contestar 4 preguntas
.  Nominar 15 blogs y notificarle la nominación.


Las preguntas
1. ¿El primer libro que leí?
Si no me confundo, alguno de los de Teo, ignoro cual, aunque en mi cabeza resuena "Teo y la cigarra."
2. ¿Por qué escribo?
Porque me ayuda a respirar.
3. ¿Tienes una musa o inspiración?
Sin duda, y creo que ella lo sabe ;)
4. ¿Escribes lo que vives o vives lo que escribes?

Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario.
Los blogs y personas a los que quisiera premiar: 

+Yolanda Pascual , porque ella me animó a encontrar el camino y guía mis ojos a la hora de ver la vida a través de los pinceles.
+Oscar Ryan , un creador de sueños, un domador de fieras y un gran portero en una Torre de Babel.
+Isabel Merchan , cuyas obras me reconfortan y me provocan tanto que no puedo evitar dialogar con ellas.
+Campanilla Feroz , que revolotea con inquieta dulzura y sutil locura un mundo de letras endiabladas, capaces de estremecer y conmover, asustar y embaucar con total soltura.
+Vanessa Hervás , cuyo prisma me sigue haciendo envidiar y cuya visión oscura me hace ver la luz desde otra perspectiva.
+Javi Gazapo , en cuyos senderos me pierdo, ansiando recorrer cada paraje descrito.
+Mercedes Gil Abuelatecuenta , cuyos valores despiertan emociones que se habían perdido años atrás.
+Mendiel , con un corazón puro y profundo y una forma de entender y plasmar las letras que me colman de placer.
+Ana Lía , que llena de dragones mis mazmorras y de grandes historias a mi imaginación.
+Edgar K. Yera , grandísimo escritor que me reporta apasionantes relatos.
+Regina Stalzer , de cuyo conocimiento y técnica me siento asombrado.
+Aleta Wohl , con quien descubro, asombrado, que el tiempo puede detenerse en cualquier instante.
+Julia C. , asombrosa en sus creaciones, llena de sentimientos que plasma con nitidez.
+Clara serrano lópez , cuya capacidad de describir emociones es, simplemente, apasionante.
+Ragnar Lothbrok , extremadamente intenso e interesante discurso, relatos poderosos con una calidad inmejorable.

Lamento no poder seguir enumerando a todas las personas que llenan mi mundo, pero desde aquí les mando uno de mis grandes abrazos.

lunes, 24 de agosto de 2015

La partida

Las piezas están dispuestas. Un peón hace su movimiento y dispara la primera de las alarmas. En respuesta, un caballo azabache se lanza al frente, relinchando.

Los minutos pasan y los movimientos se suceden, irremediablemente, hacia un destino aun no escrito, sin embargo, ambos han terminado la partida y se sienten vencedores.

La dama, despojada de su pudor, desliza su cuerpo con sutileza, entre sedas alboradas, tratando de emboscar a un rey de ébano que, lejos de plantar batalla, sigue la contienda tras los muros de su gran torre.

El tiempo pasa y los alfiles ya han sido empleados en el juego, abriendo el camino de la batalla hacia lugares infinitos, tratando de regalar algo de tiempo a un hado que se empeña en reducir cada una de sus conquistas.

La hora del duelo final llega cuando la última pieza cede, ante la presión de la reina de nácar, y las defensas del reino del petróleo caen, dejando a su monarca a merced de sus designios.

El tiempo se detiene, la tenue luz de la estancia parece amortiguar sus conciencias, sin embargo ambos permanecen frente a frente, entendiendo cada paso, cada movimiento, cada deseo.

Ella le mira sonriendo, él responde con sus ojos serenos, sabiendo que el momento ha llegado. Ella se acerca más, él la espera. Un poco más, sólo unos segundos más que él soporta con sumisión hasta que, al fin, ambos lanzan un gemido de placer.

Ella se recuesta sobre él, como la luna se tumba sobre el cielo nocturno y, así, permanecen desnudos hasta el amanecer, sobre una cama llena de piezas de ajedrez pero sin tablero.

sábado, 22 de agosto de 2015

La carrera

Llueve una negra noche sobre la ciudad dormida. El susurro de las estrellas mece dulcemente la mortecina luz de las farolas, creando ondas de maravillosas y fantasmales sombras arbóreas que trazan, sobre la adoquinada calle, bailes intangibles de silenciosa armonía.

El eco de unos pasos rompe la solitaria llamada del olvido y anuncia la llegada de unas largas y hermosas piernas, cansadas de otra ronda de manoseos y piropos innombrables.

Irrumpe, en medio del vals de la acera, un precioso cuerpo, perfectamente femenino y definido, con una falda innecesaria y excesivamente ceñida y corta y una blusa trasparente, tanto que apenas deja espacio a la imaginación. De sus desnudos brazos, cruzados sobre el torso, en vano intento de repeler el frío húmedo con el que este otoño anuncia su ocaso, cuelga un bolso pequeño, meticulosamente combinado con sus zapatos de tacón vertiginoso.

Su rostro, fino, delicado y estelar, ha perdido su angelical pose y advierte, sin fisuras, el rencor y el hastío de un cansado ser; donde hubo sonrisa y ojos anfitriones, ahora solamente queda una fina línea, apenas apreciada salvo por el diminuto brillo rojo de su lápiz de labios que forma una horizontal certera, y unos ojos coronados por cejas en pugna por alcanzar su operada nariz.

Su mente vaga demasiado ocupada, tal vez recordando al imbécil de turno que le tocó aguantar hoy, porque no ha advertido que, tras ella, los ecos de su camino comienzan a repetirse.

Se detiene y busca en su bolsito un cigarro, lo saca, junto al mechero publicitario de algún pub, y lo enciende con una gran calada, sintiendo todo el humo recorriendo su tráquea en dirección a los pulmones.

Los pasos se detienen tras ella, lejos aun, pero lo suficientemente cerca como para ser advertidos. Al mirar en su dirección no ve a nadie, la calle permanece en el mismo vacío silencioso que acababa de cruzar, sin embargo, nota cómo su pulso se acelera, como si algo no estuviera bien, sin poder explicar qué es lo que ha hecho que un escalofrío recorra su bonita espalda.

Vuelve a caminar, aferrada a su diminuto bolso, como si de un escudo se tratara, y con el cigarro entre los labios, al rojo vivo, exhalando bocanadas de humo, pero sus pasos son, de nuevo, absorbidos por los pasos de alguien más, detrás de ella, cada vez más fuertes, cada vez más cerca.

Apenas le quedan un par de calles para llegar a su portal, así que le da un último y profundo beso al pitillo y acelera su caminar tanto como sus delgados tobillos le permiten. Nota cómo la distancia no sólo no aumenta sino que, incluso, disminuye, y teme darse la vuelta y ver a su perseguidor a punto de darla alcance.

De pronto, la calle se ilumina y resuena el viejo motor diésel de un taxi, está salvada.

Al subirse, le pide al chófer, mientras revisa desde la ventanilla trasera del auto, que arranque hacia donde sea. El conductor no responde, cierra puertas y ventanillas, desconecta la emisora y apaga los indicativos de servicio público.

Se recuesta sobre el asiento y se descalza, relajada; sus doloridos pies ya apenas tienen sensibilidad, de no ser así, probablemente debería notar el suelo húmedo y pegajoso que pisaba.

Seguramente, de no estar tan cansada, se preguntaría si esa mancha que hay en el techo del habitáculo es sangre.

martes, 18 de agosto de 2015

El libro

El delicado perfume de las damas de noche embriagaba el pequeño rincón en el que ella disfrutaba de su merecido descanso, una noche en la que el verano se había acercado a su piel y la había acariciado con sus colores y sabores costeros.

En su regazo revivía uno de aquellos libros con los que, durante su adolescencia reprimida, había conocido el significado de muchas palabras y de tantos otros lugares de su propio cuerpo, dando nombre y valor a todas las señales que la identificaban como mujer.

La última gaviota ya había dejado de volar sobre su terraza y sobre los pequeños tejados de aquel pueblecito que se deslizaba ladera abajo en dirección al mar. Ahora, entre la luna y las estrellas, un gato llamaba a su amante desde alguno de los pocos hogares vecinos.

Una copa de vino, adornada con miles de pequeños diamantes de condensación, viajaba con elegancia hacia sus carnosos labios. Dejó la copa y regresó a su libro.

Las páginas se hacían seda entre sus dedos, deslizando cálidas palabras como susurros en su mente, atrapando sus sentidos con imágenes profundamente evocadoras, llenando sus ojos de letras envolventes y enigmas que sus sueños querían desenmarañar.

Sus poros comenzaron a transpirar y su pulso se aceleró. Sus suspiros, enredados con el perfume de las flores, llenaban el aire nocturno de una sensualidad ardiente.

Soltó una mano de aquel provocador texto para buscar la copa. Cuando sus labios la tocaron, fue con un beso cargado de sexualidad. Unas gotas del borde de la copa se deslizaron, por su cuello, hacia el perfecto canal de su escote.

Dejó la copa sobre la mesa y buscó, con la mano, las gotas que habían refrescado su cuerpo.

Comenzó a acariciarse el cuello y siguió el camino de la gravedad, desabrochando los botones de la blusa. Seguía leyendo, pero ahora  sus voluptuosos pechos se asomaban sin temor a la luz de la luna.

Las palabras resonaban en su cabeza y, como chispas, el fuego de su mente ya se había propagado por el cuerpo, rezumando pasión y sexo por todos y cada uno de sus poros.

El libro permanecía abierto en su regazo, pero sus muslos solicitaron el auxilio de otra mano.

Ell ritmo con que las palabras hablaban desde sus manos, en rincones de su cuerpo que hacia tiempo había olvidado, la llevaban hacia hacia el más hermoso de los éxtasis que jamás había alcanzado.

En el instante en que las letras cesaron de penetrar su ardiente sexo, su cuerpo se estremeció y un hermoso orgasmo la hizo encogerse. Un tímido suspiro, apenas audible, puso fin a la velada.

Cerro el libro y, temblorosa, acercó la copa a sus labios y apuró el resto del vino. Se levantó y entró en casa.

Se lavó las manos y la cara y fue a su cuarto. Se puso el pijama de franela y se metió en la cama, prometiéndose no decirle a nadie del hogar del jubilado cómo había pasado su octogésimo aniversario.

lunes, 13 de julio de 2015

Fuego fátuo

Esta noche,
el cuerpo se me antoja vacío,
completamente ingrávido,
apenas un rescoldo
de la llama que tuvo ayer,
cuando tus flamígeras caricias
acunaban
hasta mis más profundos pensamientos,
cuando los candiles de tus ojos
fundían
cada uno de mis versos que mudaban
en besos susurrados,
cuando toda tú,
volcán pasional,
cubrías
de lava incandescente mis deseos.
Esta noche,
el cuerpo se me antoja perdido
completamente inútil,
siquiera unas cenizas exhalando
su último gris aliento,
hoguera empapada en llanto que muere
sin extinguir
la desolación de las incendiarias palabras
que te dejaron sin voz.

martes, 30 de junio de 2015

Efecto mariposa

"No, por favor, esta noche no, no como siempre, deja que hoy pueda ser yo quien esté encima de ti."

Tal vez, lo que ella deseaba con ese ruego era demostrarle todo lo que había aprendido de él, de sus caricias, de sus historias, de su cosquilleo incesante en busca de la palabra adecuada para seducirla, para llenarla de su ser y dotarla de una existencia plena. Tal vez sólo quería cambiar su rutina.

"De acuerdo, hazlo."

La frase era turbadora, no tanto por el tono insípido, aunque afable, de su voz, como por la simple, rápida y afirmativa respuesta, pues ya estaba preparando una segunda súplica y proyectando una posible discusión para convencerle. Aquella rendición incondicional la incomodaba, seguramente hubiese preferido que la respuesta fuera un "no" rotundo porque, en ese instante, cuando pudo optar a ser libre, se preguntó si él sentía la misma insoportable rutina.

"Hazlo, no se a qué esperas."

Insistió él, con más condescendencia que amor, con lo que a ella se le antojó un tono burlón y desafiante. Acaso las palabras que dice una persona pueden significar cosas distintas según los oídos que las oigan, ella comenzó a llenarse de ira, sin embargo, cuando estaba a punto de estallar, de gritarle y arañarle por su falta de tacto, él volvió a sorprenderla tumbándose, sin decir nada.

"Ya voy, mi amor, ya llego a ti, mi amante incansable, ya estoy en ti, mi amigo inseparable."

Aquella noche no hubo ninguna historia que contar, no hubo palabras bellas dibujadas sobre el otro, no hubo nada, tampoco reproches; sólo hubo una regla rota, sólo una, pero un único cambio puede ocasionar muchos efectos o puede impedir muchos afectos.

A la mañana siguiente, la hoja de papel seguía inmaculada, perfectamente intachable, tumbada delicadamente sobre el hermoso bolígrafo.

miércoles, 24 de junio de 2015

A ti

Esta noche vuelvo a respirar oscuro,
vacío el mundo
de mitos y leyendas y penetro
en el arte efímero de la palabra hueca,
sin prisa,
parida en desgracia
sin haber temido su propia existencia
ni ser consciente
de su desdicha.
Esta noche vuelvo a suspirar profundo,
redoblando
mi dolor con ecos de voces
muertas, perdidas, olvidadas...
Esta noche vuelvo a susurrar eterno,
soñador
despierto que se ha dormido
rezando tu nombre junto al mío,
y te espero
y te siento
y te grito
mientras escribo este silencio.

martes, 23 de junio de 2015

Un té

Un té, quiero compartir,
cargado
de fragancias cítricas
que recorran mi alma
solicitando tu abrazo,
salpicado
de aromas dulces
que arropen mis besos
sólo con tus labios,
decorado
con puntos picantes
que exciten mi cuerpo
reflejo en tus ojos.
Un té, quiero compartir,
tan eterno
como el tiempo nos permita
y tan cargado
como mi corazón precisa.

sábado, 20 de junio de 2015

Caballo de reina

Aquél poderoso corcel, de reluciente blanco nacarado, miró a su alrededor y entendió que el futuro de su reino galopaba con sus cascos.
Las torres de lo que hasta aquel día había sido su castillo, ahora apenas un montón de escombros y sangre que salpicaban el suelo; soldados, caídos en ardua batalla, aun con vida algunos, yacían esparcidos por el campo, cargados sus cuerpos de dolor, flechas y lanzas.
Afinó la vista y pudo ver, a lo lejos, a quien cada mañana lo llevaba a correr entre los valles, hasta alcanzar los confines de sus extensiones, justo donde comienza el río que mueve el molino centenario y riega los bosques reales; vio morir a su reina, a manos de una desconocida, envuelta en sus sedas áureas, ahora teñidas de luto.
Su mirada, hasta ese instante afligida, se tornó pura rabia, impetuosa, colérica. Los músculos de todo su cuerpo parecieron duplicar su tamaño, su crin se estremeció al viento y un poderoso relincho atravesó el páramo. Estaba preparado para lanzar su ataque, para vengar la muerte de su dueña.
Saltó entre los cuerpos y las piedras, con el trueno de su galope retumbando como una tormenta de verano, y su fugaz carrera, fulgurante como un rayo, desató toda su ira sobre la asesina, asestando un golpe mortal con sus pezuñas delanteras, arrancando la corona y la vida a aquella extranjera que vino a destruir su hogar.
Volvió la calma a su mirada, su labor estaba hecha, su sed estaba saciada. Ahora solamente le quedaba esperar.
Sin embargo, no se había percatado de que, con su irracional ataque, había terminado con la guerra, ya no habían gritos, no sonaban las trompetas de asalto, no se escuchaban espadas chocando, sólo se escucharon, desde algún omnisciente lugar sobre su cabeza, dos palabras: jaque mate.

viernes, 19 de junio de 2015

No digas nada

Fui tu calor y el invierno llamó
a tu ventana y el viento llevó
los besos que un día guardé en tu cajón,
aquellas palabras que hablaron sin voz.
Fuiste mis alas y ya tierra soy
cubriendo mi cuerpo inhumado, perdón
le pido a tu alma y que vele por dos,
mi resto que yace y tu amor que murió.
No digas nada ya sé que me voy,
duele perderte y aún más tu dolor,
duele que acabe sin una razón
pero lo que mata es morir sin adiós.
Fui tu sonrisa y la noche llegó
apagando mis ojos, robando el color
a tus recuerdos que matan al sol.
Tiraste mi foto, abre ya el cajón.

jueves, 18 de junio de 2015

Estado virginal

Me entrego a ti, solamente a ti y a la prisión de tus deseos, libre y voluntariamente pero, por favor, antes de que empieces, deja que te diga algo: es mi primera vez.

No te conozco, ni tú a mi, y, a pesar de ello, sin saber si nuestra relación caerá en el olvido como tantas otras lo hicieron antes, quiero tratar de que lo hagas tan profundamente como desees, esperando que tus deseos tengan el mismo origen y destino que los míos.

Voy a pedirte paciencia, cariño, pasión y, sobre todo, ternura, ya que me entrego al calor de tus manos para que sean tus ojos quienes me desnuden el alma.

Apoyándome en tu regazo, apenas puedo ver tu rostro inquisidor sino como pura negrura a contraluz, así mantienes tu aire de misterio, aunque, si quieres que juguemos a eso, trataré de no mostrar apenas nada para que, poco a poco, tus dedos se deslicen apartando cada capa de mi existencia, sumisa, dedicada a tu placer.

Quiero que nuestros ritmos se sincronicen, que tus ansias sean saciadas con mi fogosidad y que tu calma sea mecida por mi brisa marina, quiero que mi fuego avive tu lívido y que la nostalgia de mi alma se acurruque en tus susurros.

Quiero seguir siendo libre después de hoy, sin embargo, espero que algo de mi quede alojado en tu recuerdo, de tal forma que viva siempre en ti y nunca nos separemos.

Creo que es todo lo que quería decirte, ahora, eres tú quien ha de decidir qué hacer conmigo, sólo espero que, sea lo que sea, al menos te haga disfrutar a ti, porque, para mí, eso es suficiente.

Sólo una cosa más, por favor, adoro la mesita sobre la que me apoyas cuando apagas la luz, si no es mucho pedir, no me devuelvas nunca más a esa fría estantería llena de tus conquistas olvidadas.

jueves, 11 de junio de 2015

Susurro

Amor,
con todas sus letras,
con la simplicidad que llena la vida,
amor,
con sólo esas letras,
que entregas en cada sonrisa,
amor,
con tan pocas letras,
te llevas mi alma en tu voz rendida.

Así es la vida

Ya ves, la vida es así, como siempre se ha dicho.
El triste desconsuelo de un pequeño de cuatro años, desconcertado en su cama, sin lograr comprender los pesares que llevan consigo un exceso de tráfico, un exceso de trabajo, un exceso de jefes, un exceso de vida.
Cuando se acercaba a su padre, con lágrimas en los ojos y miedo en el alma, tras haber sido objeto de un doloroso suceso, él, con llamas en los ojos y cólera en el alma, repetía, entre patada y bofetada, aquella frase que se aferró a sus cicatrices, como hermosos jeroglíficos cincelados, sobre mármol de Carrara, por las expertas manos de un artesano griego: "la vida es así".
Ya ves, nunca ha podido llegar a agradecerle suficientemente su cálida y enfermiza enseñanza, nunca lo hizo y nunca lo hará.
Aquel niño recuerda esos años como secuencias perdidas en la memoria, retazos de vidas que, quizás en ocasiones ha decidido no fuesen suyos, parecen tan lejanos que los retiene en su mente por sentir que una vez tuvo aquella felicidad propia de la ingenua infancia, que no nace con sentido de lo práctico sino con un precioso y poderoso deseo de descubrimiento y, con la angustia de unos pies anclados al suelo en espera de consuelo, descubre que su diversión infantil es una provocación y, por ello, decide amargar sus sueños y se entretiene en crear una coraza que lo defenderá cada noche.
Ya ves, nunca ha sido fácil vivir, pero no es sencillo existir con la creencia de que, siendo el objeto del desahogo, la máxima aspiración sea la de convertirse en saco de arena para hacer feliz a otro, aunque sea a un padre, y menos simple es decidir que eso es lo que le hace dichoso a uno mismo.
Así es, la vida, la razón a tu pregunta es tu propia respuesta, tal y como puedes leer en cada una de mis voluntades destrozadas, en cada una de mis alegrías reprochadas, en cada uno de mis años cicatrizados con dolor, porque tú mismo me enseñaste que la violencia, ésta que te ha dejado en el suelo con la sangre brotando a chorros por cada uno de los huecos que ha dejado mi cuchillo, es una muestra de amor.
Adiós, papá.

miércoles, 10 de junio de 2015

Palabras al viento

Di algo ahora,
si quieres,
dime lo imbécil que he sido yo,
cuenta la historia de nuestro final,
cuenta tu tuya
y mátame ya.
Ahora ya sólo marcharme,
escapar de tu lado y llorar,
reír, cantar y el resto
te lo dejo a ti
que yo no quiero.
Di algo ahora,
si sientes,
yo ya me fui,
con mi mundo de recuerdos
enterrado en ese amor,
por siempre.

viernes, 5 de junio de 2015

La cita

Esta noche, como tantas otras noches, fría y lluviosa, debo desistir, al fin, y entregarme a sus deseos, aunque no creo que mis padres me preparasen suficientemente para este momento.
Claro está que, aunque sea un tema tabú, en todas partes se habla, aunque sea con susurros, sobre ello, incluso en la televisión pasan algún film o documental que, muy lejos de aquellos años de censura, son tan explícitos que apenas hacen falta añadir sermones o monólogos, más molestos y vergonzosos que instructivos, de los progenitores o tutores.
En fin, como iba diciendo, esta noche será la definitiva y, por esa razón, me he dado un homenaje: aceite y burbujas hasta el borde de la bañera, un champú nutritivo de los que anuncian en la televisión que aumenta el brillo y no sé qué más, una cremita corporal y hasta algo de perfume.
Ya lo sé, todo el mundo quiere hacerme sentir que esto es una locura, que no debo ir pensando así, anticiparme, pero yo ya tengo 87 años y cuando mi querido Henry murió, lo hizo sin afeitar y, aunque esté mal que lo diga, con bastante mal aspecto.

miércoles, 3 de junio de 2015

Tarde, mal y nunca.

De muerte se había teñido el sol justo antes de ocultarse tras el monte Naranco, poco más que una colina rematada con una de esas figuras de un Cristo bondadoso que tanto gustaban años atrás.
Aquella tarde, con sus imperceptibles detalles, se le había hecho demasiado complicada por momentos. El primer indicio que debió hacerle sospechar de que algo no estaba bien fue llegar a su coche y ver una multa, de esas, las que siempre tiraba, por aparcamiento excesivo en zona limitada, justo un minuto antes de salir de la oficina. No encontró al inquisidor en la calle, lo que impidió su desahogo verbal y aumentó su tensión un par de grados.
La segunda de las circunstancias que tuvo que hacerle dudar de su destino fue encontrar el estanco cerrado, algo muy raro pues siempre acostumbraba a cerrar a las 20:00 y apenas habían pasado de las 19:30.
Pero, esto tuvo que hacerle reaccionar, el elemento que, por encima de cualquier otra memez, debió hacerle entrar en razón, hasta el punto de decidir huir a casa y echarse a dormir directamente, fue presenciar un accidente en un semáforo, apenas a dos calles de su domicilio, de un vehículo de los que te hacen sospechar inmediatamente.
Cuando salió del coche, para atender a los ocupantes del automóvil empotrado en la farola, escuchó una locura de sirenas policiales.
Apenas pudo entender que se trataba de una persecución cuando un disparo en la nuca le dio la razón.

Te sueño

Me tumbé junto a tus labios
y desperté en tus pupilas.
Quiero soñar mil noches
el sueño de mil vidas.
Abrazada a tu almohada,
la dulce luna ilumina
cada vez que la acaricio
y me entrega una sonrisa.
Quiero soñar mil veces
este sueño cada día.
Me tumbé junto a tus labios
y ya duermo en tu retina.

miércoles, 27 de mayo de 2015

En coma

El viento soplaba con fuerza sobre su cara y producía, en sus oídos, un pitido parecido al de una tetera. El paso de luces y sombras, en rápida sucesión, le hicieron sentir que cruzaba los cimientos de una montaña a través de un túnel, sin embargo, tenía la sensación de estar parado, completamente estático, como si el tiempo no tuviese conciencia de su velocidad y, en ese instante, un escalofrío de terror le hizo mirar hacia abajo.
Dicen que cuando sueñas con una caída, despiertas justo antes de llegar al suelo.
Puso las manos, en un ingenuo intento de evitar la muerte, pero caer, desde el piso veinte del Empire State, no tiene fácil solución.
En el preciso instante en que las yemas de sus dedos tocaban el suelo, éste desapareció, abriéndose un oscuro e interminable hueco que atravesaba a demasiada velocidad.
El frío y húmedo pasillo comenzó a hacer mella en sus extremidades, llegando a congelar la punta de sus dedos y su nariz, agrietando sus labios hasta dejarle un extraño rictus mortuorio.
Perdió dos falanges antes de llegar al núcleo de la tierra.
El calor, que pasó de insoportable a crepitante en pocos segundos, comenzó a derretir las suelas de sus zapatillas, la correa del reloj que le quemó la muñeca y, poco a poco, hasta su propia piel y carne estaban rezumando los líquidos internos. Para entonces, sus ojos casi habían estallado y sus pulmones ardían al respirar aquel aire incinerador.
Pero siguió su camino, mortalmente vivo, sintiendo cada nervio de su cuerpo lanzando señales de auxilio a un cerebro que estaba a punto del colapso.
Volvieron la humedad y el frío y, a pesar de perder un trozo de su rostro y otra falange, sintió cierto alivio en la piel.
Una tenue luz que llegó a sus apagados ojos y la certeza de que su velocidad comenzaba a disminuir, le hizo entender que el final estaba a unos pocos segundos. Armado de valor, decidió que, en cuanto saliese de aquel pasillo infernal, se agarraría al primer elemento que encontrase.
Una farola, un alféizar de una ventana, un tendal y una antena parabólica surgieron al otro lado, sin embargo no logró asirse a ninguno de aquellos salvavidas y ascendió una altura de unos setenta metros, antes de detenerse definitivamente, en lo alto, en su silencio, en un vacío hasta de gravedad que le sobrecogió.
Entonces, sin más posibilidades que las que Newton había mostrado a la humanidad, comenzó, de nuevo, a caer.
El viento soplaba con fuerza sobre su cara y producía, en sus oídos, un pitido parecido al de una tetera.

martes, 26 de mayo de 2015

Pinta mis sueños

Pinta sobre tu cuerpo
los sueños de mi noche,
y yo escribiré los tuyos
sobre mi piel.
Deja
que tu lienzo me reclame,
con ese silencio que haces luz,
y convierte
esta oscura y fría luna
que me mira,
en el sol que acaricie
mi desnudo cuerpo al amanecer.
Una a una,
tornaré en letras tus figuras,
amando tus colores y tus trazos,
en un orgasmo de pinceles y de plumas
que describan, sin vergüenza,
nuestros actos.
Pinta mis sueños esta noche
y mañana te contaré mi piel.

sábado, 16 de mayo de 2015

Y ahora, ¿qué?

Árbol que se seca
deshojado
muere en la memoria
y ya sin daño.
Nada queda de hace tiempo,
si la distancia de los actos
vive en la nostalgia de emociones.
Libre la mirada apasionada,
dulce la canción enamorada
y ocultos en la luna los deseos.
Si puede ser,
seamos otra vez.
Duele ver que es todo nada,
ya no quedan más ensayos
entre riñas ya no hay flores.
Casi la caricia ya no importa,
y esa voz que, un día, trajo un beso,
hoy voló hasta el valle del silencio.
Si puede ser,
sólo otra vez.
Llamo a tus abrazos y no vienes,
gritas y respondo enamorado,
amas a pesar de que interrumpo.
Tímido suspiro el que gastamos
soñando un viejo sueño indiferente
de lo que pudo ser y ahora es pasado.
Si puede ser
vivámonos, tú y yo,
sólo otra vez
amándonos, de puro amor.
Árbol que se seca
deshojado
muere en la memoria
y ya sin daño.

sábado, 9 de mayo de 2015

Su nombre.

Una voz le preguntó, en silencio, si le temía a algo.

Aquella pregunta le turbó el alma hasta tal punto que, la única lágrima que jamás lloró, susurró su pena aquel instante.

Al despertar, su mejilla reservaba un descolorido blanco camino de sal que, reflejando su rostro en el espejo del aseo, semejaba una cicatriz profunda, tan antigua como su corazón y tan amarga como su propia vida.

Abrió el grifo para lavarse la cara, pero no logró quitarse ni la edad ni su pesar.

Cerró el monomando y tomó la toalla que colgaba, de un clavo, a la derecha de la pila. Después de secarse, la retornó a su lugar y se dio la vuelta hacia la puerta, evitando mirar de nuevo el espejo, ya lo había hecho demasiadas veces.

Ya en la cocina, tomó el vaso menos sucio del fregadero y, tras aclararlo ligeramente, se sirvió los restos de una cafetera que llevaba hecha más de una semana y los calentó, en el microondas, medio minuto y, después de rebuscar en la despensa, encontró dos galletas María que tragó junto al brebaje. Dejó el vaso vacío, aún caliente, en el mismo nicho del que lo había exhumado un minuto antes.

Sus pasos entumecidos lo llevaron de nuevo a la habitación.

Miró a su lecho y, tras emitir algo más parecido a un gruñido que a un suspiro, aceptó su destino y se acercó al armario que, a pesar de todo, era el único rincón lo suficientemente ordenado como para poder escoger un atuendo apropiado para la ocasión: traje negro, camisa blanca, corbata negra y zapatos, también negros, que limpió con un pequeño trapito que reposaba junto a ellos.

Cuantas veces había deseado que todo llegase a su fin y, ahora que alcanzaba a tocar su propio término, suplicaba al destino un minuto más, al menos un instante en el que poner en orden la mierda de vida que había llevado, su obligado destierro, rodeado de tanta tristeza y tanta culpa, evitando cualquier contacto y, sobre todo, cualquier relación y, aun así, a pesar de haber estado viviendo muerto, no deseaba morir, al menos no sin haber vivido, sin haber amado, incluso sabiendo que, si pronunciaba su nombre, ella moriría, igual que todas las personas a las que había querido antes de darse cuenta de su terrible sino.

Una voz le preguntó, en silencio, si le temía a algo.

Aquella pregunta le turbó el alma hasta tal punto que, la única lágrima que jamás lloró, llamó a su amada y, en aquel instante, ella murió.


Entonces, la voz le puso nombre a él y lo llamó.

miércoles, 6 de mayo de 2015

A una musa de Garmash

Allí te vi,
silenciosa,
quizá algo melancólica,
pero tan hermosa.
No sé
si buscabas mi rostro
o te perdías,
en mil cabriolas mentales,
disfrutando el alboroto de las gaviotas.
No sé,
tal vez el eterno ocaso
que nunca terminaba de llegar
se llevara tus momentos
junto a mi tiempo.
Las olas de tu cabello
resonando en mi lamento
acompasado,
mi sed tratando de llegarte
y emprendiendo
la huía en el preciso instante
en que el vuelo de tu falda me rozaba el deseo
y clavaba mi pasión en tu regazo.
Allí te vi,
mi bella sin nombre,
y yo,
postrado a tus pies,
recibí el secreto de tu llanto
y aun lo llevo profundo en el alma.