martes, 21 de abril de 2015

Es mi tierra

Enterrada
entre un mar de montañas
y un cielo encapotado,
enmarcada
entre la espuma de sus envites
y un eterno azul nublado,
así es la tierra que me sostiene el alma
que me atrapa la vista
y me riega la piel,
así es la voz que esgrime mi pluma,
la alegre sal de mi tiempo
y la suave paz de mi cuna.
Es mi tierra,
cobijo de pescadores,
terreno de huerta y fruta
y cáliz de niebla y bruma,
es mi tierra,
reclamo de noche oscura,
verdor de fragancias blancas
y suerte de ansiada tumba.

Naturaleza divina (bis)

Muerte,
me aferro a tu idea,
a tu esencia,
a tu ser.
Tomo el tiempo latente
de tu alma y exhalo
toda la pasión que he contenido
hasta el momento,
brotando
de mi,
cual lava ardiente,
el grito ajeno
y la rabia propia
y, sin más dominio
que el aire de tus suspiros,
trazo un nuevo destino
y te convierto en vida.

Naturaleza divina.

Vida,
hoy te entrego
mi concha hueca,
mecida
por las olas y moldeada
por el tiempo,
portadora
de miles de noches de estrellas
y expuesta
al sol de tus mañanas.
Mi último rincón
será tu silencio
que llenaré de arena y sal
y de sus cantos,
melódico vaivén de mis mareas
que toca tu compás
por mi memoria.

jueves, 16 de abril de 2015

Sin palabras

Tú llegas tarde,
y yo
aún no me encuentro.
Yo estoy a tu lado,
y tú
no me has hallado.
Vengo temprano
y traigo,
del amanecer,
un rayo de sol
en cada mano,
pero tú, dominando
tus secretos,
te has marchado
sin maletas
y sin vida.
Cierro los ojos
y observo
tu huída en mi silencio,
arrastrando mis suspiros
a tus labios
que se abren
sin oír el triste canto
de algún sueño
ya perdido
entre tus labios.

jueves, 9 de abril de 2015

El beso

Mi secreto,
sin querer ser un beso,
se convirtió en silencio
y, viviendo sin existir,
llegó a tu encuentro,
harta ya tu sed de otros lamentos,
tomó mi canto
y lo hizo eterno.
Tu suspiro,
sin querer hacer daño,
se hizo espina
y, muriendo sin razón,
llegó a mi miedo,
pleno mi destino de otro incierto,
tomé tu voz
y le di vida.
Nuestro momento,
sin querer ser un segundo,
se hizo inmenso,
y, soñando sin dormir
nos llevó al lecho,
hartos ya los dos de tanto duelo,
tomamos el calor
e hicimos ..."eso".

Epílogo

Llevo tus labios
encerrados en mi alma
para besarte
en cada palabra.
Llevo tu risa
enterrada en mis pupilas
secando llanto
y curando heridas.
Llevo tu sombra,
marcada a fuego y hielo,
para saciar mi hambre
y calmar mi anhelo.
Llevo tu mano
tatuándome la piel
desde la frente
hasta los pies.
Te llevo dentro
ya nueve meses,
desde aquel día,
el de tu muerte.

martes, 7 de abril de 2015

Deseo

Disculpa si mi ansia me precede, pero tengo tantas ganas de ti que apenas puedo retener los latidos de mi corazón dentro del pecho y, a cada instante, siento que los besos saltan de mi boca hasta tu cuello, tus labios y tu ser.
Quiero ir despacio, lentamente deslizar mis manos temblorosas bajo tu camiseta y pedirle a tus brazos, con la mirada, que se eleven hacia el cielo, para atrapar mis súplicas, y poder despojarte de esa prenda.
Deseo recabar, con la yema de los dedos, cada poro y cada instante, cada curva y cada recta de tu piel de seda, serpentear hasta tu ombligo al descender de la cima de tus soles y volver a recorrer el camino andado como si fuese la primera vez.
Quiero reclamar el botón de tu cintura y darle, su ansiada libertad, a los vaqueros. Descender, con los labios, por tu silueta hasta alcanzar la mínima sencillez de tus meñiques, encogiéndose de gozo en nuestro viaje.
Quiero tenerte, amarte, perderte y volverte a retener en cada parpadeo.
Quiero ser el aire que te vista, la lluvia que te empape y el sol que te regocije con su calor.
Soy yo quien quiere eso y tú, tú eres quien jamás me brindará ni una mísera sonrisa.

Eternamente

Adiós,
una única voz al fin,
sólo una vez debo decir,
adiós
y dejar que mi alma muerta
se eleve un instante al sol.
Adiós,
con la cara mojada
y la muerte arrugada en mi frente,
te diré en silencio
el lamento de un suspiro
y la fuerza de un tañido.
Adiós,
duelo amargo,
eterno duelo,
negro destino sin ti,
adiós.
Sólo un adiós,
mil veces dicho entre miradas
quedas, huecas ya de todo y aun sin nada,
escritas en cada uno
de tus besos
mudos.
Adiós.