que no digas nada,
a veces me gritas
y no duele nada
aunque muero por dentro
y a veces me siento
y me pierde el silencio
porque tus palabras
llenaron el viento.
Tú
que tantas otras noches me robaste el sueño,
tú
que miles de compases rellenaste y de versos,
tú
que ahora te has ido
sin un motivo
vuelves pidiendo
pero no existo
y un rastro de gotas de sal cristalina
reciben tu esencia
y descubren mi ausencia.
A veces me duele,
a veces me callo,
a veces me muero
y ya no renazco.
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