Esta noche
he de robar al viento
los poemas que tus pupilas
han desterrado de mi alma,
volar hacia el destino
que me has negado
y llorar mi propia muerte
en el camino.
Esta noche,
ébano infierno de diamantes
se me antoja cincelada losa,
bajo el triste ciprés
que me cobija la sombra
y sobre la fría morada
en que me tumbé.
Esta noche
volveré al aullar de antaño,
sufriré el canto de un loco
y colgaré
mi amor del espadaño
desde el que las campanas,
ayer,
doblaron por un extraño.
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